"Labrar la tierra no es cosa fácil, los bueyes no quieren caminar. ¡arre, arre! Grita el labrador, a su paso deja las semillas, los bulbos, los esquejes y los sarmientos, cuando vuelve la mirada al surco recién hecho, el camino andado, lo que ha quedado atrás, es un campo de girasoles o, quizá de geranios, gladiolas, tulipanes y zarzas. Todas las flores del mundo se confunden ante la mirada incrédula del campesino, delante suyo, los bueyes que se resisten a la tarea y no quieren volver la vista lo envidian y más se resisten.
Cuando despertó supo que el sueño se hace a mano y sin permiso"
Cuando despertó supo que el sueño se hace a mano y sin permiso"
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