lunes, 2 de junio de 2008

El recuento de los daños...

El inventario de lo robado todavía no está hecho... ya el MP tendrá que hacer lo suyo, qué como siempre será nada, no tengo mayores expectativas sobre ello. Seguramente nos recomendaran, cambio de chapas, un vigilante en la privada, una alarma muy cabrona y cara pa ahora que nos robaron, de esas alarmas que te roban media hora de tu vida en activarlas y otra media hora en quitarlas todos los días. Seguramente nos recomendaran arrodillarnos al miedo, a lo que ellos llaman prevención.

En cambio, el recuento de los daños lo empecé hacer casi inmediatamente, cuando me volví un manojo de nervios, cuando sólo daba vueltas en mi depita como gato encerrado sin saber que hacer, cuando me sentí impotente, vulnerable, lejos y sola. Con los cercanos lejos, y los lejanos también lejos. Cuando necesitaba un abrazo o muchos abrazos quizás, cuando, cuando necesité oír que tanto nervio era producto de mi imaginación pesimista, cuando de verdad necesitaba que alguien me dijera que todo iba a estar bien, cuando no me basté para decírmelo yo sola.

El hormigueo generalizado en todo mi cuerpo, la respiración que no baja a los pulmones, el casi infarto y la taquicardia que todavía no se pasa, dan cuenta que los daños en todo caso se centran otra vez en expectativas.

Se robaron la expectativa de que las cosas malas no me van a suceder a mi, de que tengo una estrella o un ángel guardián que me protege. Se robaron mi tranquilidad y mi seguridad, me robaron esa intensa locura necesaria para vivir sin miedo, esa locura que se necesita para dar cada paso en la vida, para irte lejos de casa y vivir tu vida, esa locura que te permite tomar riesgos y no frenarte en pensar en todas las cosas malas que pueden ocurrir.

Hijos de puta! no saben lo q va a costar recuperar esa locura de la que hablo.

Se metieron a mi casa y violaron nuestra intimidad cuando abrieron nuestros cajones, y no sé por qué destendieron nuestras camas, acaso por pensar que nos late guardar dinero abajo del colchón???. Se metieron con lo nuestro y se robaron esa especie de seguridad económica que te da tener algunos ahorros y joyas "por si algo pasa", y lo único que pasó es que se los robaron.

Pero sobre todo, y lo que más me encabrona es que se robaron recuerdos que a veces sin remedio depositamos en objetos, y los recuerdos si que son incalculables e irreparables. Se robaron esfuerzo y trabajo, pero después de todo, los que roban que van a saber de eso???

Se robaron por último mi hambre, lo único que quiero comer es un Hagen Dass de chocolate, pero dice mi Tía Coco, que no, que no puedo comer nada dulce pa remediar el trago amargo , (que irónico!! x q será???) que me puede dar bilis, o me puedo volver diabética, a mi me parecen mitos de abuelita, pero como veo otra vez que soy una simple mortal y que las cosas malas en efecto me pueden pasar a mi, mejor no me como el helado, no vaya a ser...

Dice mi tia Coco, que pan pal susto, pero PAN ni pal susto. Mejor no como ni madres.

1 comentario:

Andrés Lajous dijo...

Insisto no escribes mal.